RAMIRO FRANCISCO: «Y ENTONCES, LA BURRA HABLÓ».

 RAMIRO FRANCISCO: «Y ENTONCES, LA BURRA HABLÓ».
BURROBalaam se llamaba su dueño. Era profeta. Curtido en los misterios de la vida, Nada le era extraño, si tomamos en cuenta que el animal le habló, es más, sostuvo prácticamente una conversación y tal situación extraña para cualquier otra persona, para él resultó bastante agradable.
Cualquier persona común y corriente hubiera emprendido una acalorada carrera. ¡Era un animal que hablaba! ¡Una burra! Si hubiera sido un loro…una cotorra…tal vez pero, ¿Una burra?
Es la historia relatada en las Escrituras Cristianas. Indague usted libro, capítulo y versículos.
No se asustó el profeta, porque para serlo, debía haber sido instruido para tal fin.
Se habla de Moisés que por igual fue profeta. Como tal, recibió la enseñanza en las ciencias de los egipcios. Sería conveniente averiguar, cuáles eran esas ciencias.
Si Balaam no se asusta al oír la burra emitir voces, tampoco lo hizo Moisés al ver el fuego que no consumía la zarza y escuchar la voz del Señor, y no salir corriendo!
Tal vez con el tiempo, esa historia en su degeneración llega hasta nosotros desdibujada en el Jueves Corpus, cuando “el buey le habló al amo”.
Ahora se cometen muchas “burradas” que nada tiene que ver con el caso inicial.
Son hechos por “burros” que rebuznan sin soportan cargas. Porque hay rebuznos que hacen los burros como cantos de victorias como cuando le dan una patada o mordida a aquel que le atormenta.
Hay quejidos que hacen los otros “burros” al soportar las tantas cargas que se le imponen, y esperar adoloridos y cansados la oportunidad de morder o darle una coz a su verdugo. Aún cansado tendrá ánimo para rebuznar.
Cualquier parecido con la realidad sociopolítica de República Dominicana, es simple coincidencia.
 

Reportero

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