RAMIRO FRANCISCO: «CAMBIAR EL RUMBO».


Tal vez a nadie le importe saber, por qué las primeras informaciones confidenciales sobre el caso DICAN estuvieron en manos del director del vespertino El Nacional, Don Radhamés Gómez Pepín.Quizás ni muestre interés en conocer por qué se enjuicia tanto a la prensa de forma negativa en nuestro país.
¿Tiene usted alguna idea de lo que fue y es la prensa “chicha” en el Perú y durante la presidencia de Alberto Fujimori?
El periodista, el comunicador sobretodo, quien formula opiniones y juicio de valor mediante editoriales, columnas, artículos, comentarios y análisis, tiene la libertad de someter a todo el que quiera, en la balanza de sus consideraciones.Al menos, eso cree. Civiles, militares, funcionarios y legisladores, ministros y síndicos, regidores y empresarios, dirigentes comunitarios, diplomáticos y hasta al mismo presidente de la República!
Lo hacemos en la mayoría de los casos, con el ánimo no tan solo de la simple denuncia, sino, en busca de corrección, despertar, rectificar, volver sobre los pasos.
A la prensa se le llama, “el perro guardián de la democracia”. Somos quienes ladramos para avisar que algo no va bien. Para llamar la atención.
Un correcto ejercicio del periodismo, se convierte en el dolor que avisa. Mejor, si se aportan alternativas para el problema que se denuncia y del que se ha hecho eco.
Cuando la prensa se torna débil, ciega, muda y enferma, quien pierde más es la misma sociedad.
Cuando esto sucede, ¿Quién nos lo hace saber? ¿Quién nos da la voz de alarma para cual balandro cambiar de rumbo antes de impactar con el acantilado?